En esta sociedad se ha decidido que sólo pueden ser maltratadores los hombres y que, por tanto, ante la duda, es el hombre el que debe pagar el pato. Esa decisión es terrible porque, con la ley, se está permitiendo el maltrato hacia los hombres.
Antes se consideraba que las mujeres eran tontas por tener un cerebro más pequeño. Ahora se presupone al hombre violento por tener mayor musculatura. ¿Qué diferencia hay en esta forma de pensar nueva? La violencia se ejerce de muchas formas: a golpes, a insultos, mediante estrategias mezquinas e incluso con indolencia y todas estas formas pueden ser ejercidas libremente por mujeres.
No me cansaré de decir que la ley está permitiendo cometer sus tropelías a las mujeres maltratadoras que se presentan ante los demás como maltratadas. Habitualmente un maltratador juega a la confusión, a venderse como el maltratado. Por tanto no es de extrañar que la actual ley de igualdad se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para que las maltratadoras jueguen a su juego favorito: el de hacer que otros ejerzan la violencia sobre sus maridos acusándoles de maltratadores.
Autores como Mary France Hirigoyen o Nora Rodríguez ya advierten que una de las técnicas más utilizadas por un maltratador es la de convencer a quienes les rodean de que son ellos las víctimas de sus maltratados y lo hacen accionando los resortes de sus víctimas. Utilizan tácticas psicológicas que saben que les hacen daño (por ejemplo, una humillación continua). Sus víctimas, al principio, toleran la táctica pero la repetición de la misma hace que éstas lleguen a un tope y cuando llegan, explotan y ése es el momento que el maltratador aprovecha para tachar a su víctima de lobo, de maltratador. Este juego, tan hábilmente practicado por los maltratadores, hace muy difícil identificar al verdadero lobo de la pareja. Desde mi punto de vista, para identificarlo, hay que hacer una labor de investigación a través de todas las relaciones personales (amigos, parejas, familiares etc) de cada uno de los intervinientes en una relación de maltrato.
La ley, en cambio, ha decidido no practicar la justicia simplificando su premisa: si eres hombre, eres el maltratador.
Sé por experiencia, que una persona que sufre maltrato lo único que quiere es dejar de sufrir el maltrato, librarse de su maltratador una vez tomada la decisión. Conozco casos de mujeres realmente maltratadas incapaces de determinar que están experimentando la violencia en sus vidas y serían incapaces de denunciar a sus parejas para no ocasionarles un daño en su imagen. Por ese motivo, ante una denuncia de maltrato, en la que la víctima no parpadea y además no se preocupa por las posibles consecuencias que pueda sufrir su pareja... debería ser, al menos, objeto de estudio. No es lo mismo odiar por el dolor sufrido que no tener piedad y eso deberían conocerlo los profesionales de la ley.
Yobana Carril, abogada, ha sido testigo continuado de las injusticias que la ley está cometiendo contra los hombres en este país tratando casos de hombres maltratados por su mujer, por la ley o por ambos y ésto le ha llevado a escribir un blog con casos reales de maltrato de la ley: denuncias falsas, distinción de trato de un padre con respecto a una madre, o del abuso legislativo. Al encontrarme con ella quise, enseguida colaborar con su causa y su colaboración ha sido exquisita conmigo. Yobana ha recibido insultos públicamente e incluso amenazas sólo por desear y luchar por una ley justa que acabe con los maltratadores y con las maltratadoras, una ley justa sin discriminaciones. Por eso merece la pena unirse a su equipo. Estas son sus páginas:
http://www.celtiusabogados.com/
http://www.hombresmaltratados.eu